“Feliz 2018”

Bueno, qué puedo decir. La verdad es que siempre tengo que decir algo que a más de alguno lo deje medio descolocado. No sé si es mi naturaleza o si simplemente me gusta fastidiar a la gente. Pero en fin. Para mí el día de año nuevo no es un día muy diferente a los otros. El paso del 2017 al 2018 en lo realmente esencial no se me hace más significativo que el paso natural de los días. Y es porque dentro de toda la importancia que le entregan a esta fecha, no puede haber más trivialidad. ¿Por qué es tan importante un cambio de cifra en un mero sistema de medida del tiempo -imperfecto, por lo demás-, hecho por nosotros mismos? Lo único trascendental, tal vez, es que la Tierra cumple una vuelta alrededor del sol, pero la exactitud matemática que coordina esa vuelta con el número que la representa ni siquiera existe. Y para más ironía: es un número cuyo punto de inicio en el tiempo está garrafalmente indeterminado. El año 0, el año en que se simboliza que nació Jesús, ¿cuándo fue realmente? Nunca lo vamos a saber porque para saber realmente qué año es, tendríamos que saber con exactitud cuántos años es que lleva existiendo el universo. Y volviendo a lo práctico: ¿cuál es el sentido de buscar tanta ilusión en el año nuevo? ¿cuál es el afán de auto engañarse, llenándose de nuevas metas e intenciones de cambio, si todo eso nos lo podemos proponer en cualquier momento, sin importar ese trivial cambio de cifras? ¿a qué nivel están nuestras mentes condicionadas, que muchos juran a rajatabla que algo realmente diferente ocurre, que el 2016 es otro punto en la existencia radicalmente diferente a 2017 y a 2018? A lo que quiero llegar con todo esto no es a que tengamos que dejar de celebrar año nuevo. Lo que quiero plasmar en estas palabras es que de una vez por todas nos dejemos de llenar la boca con palabras bonitas en fechas supuestamente importantes, y vivamos el día a día con la emoción del cambio, de las nuevas metas, de la armonía entre nosotros, de las ganas de seguir adelante. Un año nuevo no nos va a empujar a hacer lo que queremos. Un insignificante cambio de cifra no nos llevará a ninguna parte. Somos nosotros mismos que, indistintamente de la hora, el día, el mes y el lugar, en cualquier momento y donde sea, tenemos todo el poder de transformarnos a nosotros y a lo que nos rodea.“Feliz 2018”

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